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La barba: enfermedades y cuidados


La piel de la barba, piel masculina

En ciertas áreas de nuestra superficie cutánea las peculiaridades de cada sexo se acentúan notablemente y es en la zona inferior del rostro, la de la barba, donde probablemente se dan las mayores diferencias. Dos de los aspectos que marcan esa diferencia entre la piel masculina y femenina, además de la densidad capilar de ciertas zonas, son precisamente el grosor y la porosidad cutáneas. Por ello la piel del hombre adulto es más porosa y gruesa que la de la mujer.

La barba del hombre está compuesta por unos veinte mil pelos y surge en la pubertad como uno de los caracteres sexuales masculinos. Se produce por la acción de ciertas hormonas sexuales llamadas andrógenos, cuya función es la estimular la diferenciación masculina de determinados tejidos como los músculos, la piel, los genitales, las cuerdas vocales, etc. Los andrógenos consiguen que se produzca un desarrollo completo de todas las partes del cuerpo que van a estar más implicadas en la masculinización de la persona.

La barba empieza a aparecer cuando el niño entra en la adolescencia, entre los 12 y 18 años, e irá creciendo y aumentando en grosor y densidad a lo largo de la juventud, si bien es cierto que el desarrollo de la misma es muy variable de unos hombres a otros.

Enfermedades de la barba

La piel de la barba puede sufrir las mismas enfermedades que las que puedan aparecer en otras localizaciones de nuestra superficie corporal, pero tiene unas características especiales que hacen que haya determinados trastornos prácticamente específicos de ella. En la piel de la barba existen las mismas capas que las que hay en la piel del resto del cuerpo (epidermis, dermis e hipodermis) y los mismos anejos cutáneos (folículos pilosos, glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas). Pero tanto el grosor de cada estrato (mayor en la piel de la barba) como la densidad y desarrollo de los anejos cutáneos (superiores también) son diferentes al resto del manto cutáneo que recubre nuestro organismo.

Dentro de los posibles trastornos o enfermedades que pueden afectar a la piel de la barba podemos destacar los siguientes:

Foliculitis y "sicosis" de la barba
Pseudofoliculitis
Tiña de la barba
Alopecia areata de la barba
Otros procesos no específicos: acné queloideo, mucinosis folicular, , dermatitis seborreica, herpes simple, liquen plano folicular.

Foliculitis de la barba
En la foliculitis se produce la infección por de uno o más folículos pilosos, principalmente por una en concreto denominada estafilococo, aunque también es posible que este tipo de infección pueda darse por hongos.

El folículo piloso aumenta de tamaño, se hace doloroso y la lesión típica que se observa es una pústula o cabeza de material purulento (blanquecino-amarillento) en la base del nacimiento de un pelo, rodeada de un halo eritematoso (rojizo). La foliculitis es un trastorno común de la barba debido sobre todo al traumatismo mecánico que supone el afeitado. En personas predispuestas o con una higiene menos cuidada, el estafilococo puede diseminarse con el afeitado a muchos folículos de la superficie, formando un área de foliculitis extensa que cobra el nombre de sicosis de la barba. En la mayoría de los casos no es necesario tratamiento para esta enfermedad por resolverse por sí sola, pero cuando éste es preciso consiste en el uso de jabones, lociones o cremas con antisépticos; muy excepcionalmente puede requerirse la terapia oral con antibióticos.

Pseudofoliculitis de la barba
La pseudofoliculitis es un trastorno inflamatorio que se da principalmente en hombres con una barba densa y rizada sobre todo. También puede producirse en quienes se afeitan en sentido contrario al del nacimiento del pelo (a contrapelo), buscando el máximo apurado. Se produce porque los pelos a ras de piel se curvan y vuelven a introducirse en la misma, de manera que se enquistan. Esto produce la consiguiente inflamación que se incrementa a medida que el pelo crece, lo que al final provoca una foliculitis secundaria que puede requerir tratamiento antiséptico o antibiótico en determinados casos.

Lo ideal para evitar este problema es intentar prevenirlo. Cuando ya se ha instaurado la inflamación es aconsejable dejar de afeitarse durante un tiempo hasta que desaparezca la infección y reanudar posteriormente el afeitado de forma cuidadosa. Para prevenirlo es recomendable no afeitarse a contrapelo ni buscar un apurado extremo, especialmente en el cuello, utilizar productos que hidraten bien el pelo para ablandarlo de modo suficiente y elegir el medio de afeitado que, por nuestra experiencia, mejor toleremos. También es conveniente afeitarse más a menudo pero menos intensamente.

Tiña de la barba
Con este nombre se denomina a la infección de este área de piel que se produce por determinados hongos, principalmente los de tipo dermatofitos. Se produce una lesión inflamatoria rojo-grisácea algo descamativa que acaba formando costras y dejando sin pelos la zona en la que asienta. Esta alopecia puede convertirse en irreversible si no se trata la enfermedad a tiempo. Las lesiones se pueden sobreinfectar por bacterias y el tratamiento, necesario para erradicar la infección, consiste en fármacos antifúngicos por vía oral (terbinafina, itraconazol, fluconazol, griseofulvina, etc.). La duración del tratamiento suele ser de 1 a 2 meses.

Alopecia areata de la barba
Se llama así a la pérdida del pelo que se produce en determinadas áreas. Puede ser una lesión no inflamatoria solitaria o pueden ser varias, y su forma suele ser al principio redondeada y bien delimitada, formando islas de piel sin pelo o de pelos muy cortos dentro del cuero cabelludo o del área de la barba.

Esta enfermedad no produce necesariamente alopecia irreversible y se piensa que está causada por un trastorno autoinmune dirigido contra la matriz del pelo en el folículo piloso. Si se extienden las lesiones y confluyen pueden llegar a dar una pérdida completa del pelo en la barba o en el cuero cabelludo (alopecia total).

El tratamiento en las formas leves de lesión única suele no ser necesario por evolucionar generalmente hacia la curación espontánea, aunque existe el riesgo de reaparición con el tiempo. El tratamiento principal suele reservarse para las formas en las que hay afectación del cuero cabelludo principalmente y consiste en la aplicación de corticoides por medio de cremas, o mejor en inyección, en las lesiones, pero también se dispone de otras alternativas terapéuticas. Dichas alternativas son las pomadas con antralina, el minoxidil -asociado o no a ácido retinoico-, la fototerapia con rayos UVA -acompañada o no de sustancias sensibilizantes psoralenos)- o los agentes productores de dermatitis, como la difenciprona, el dinitroclorobenceno (DNCB) o el éster del ácido escuárico, que actúan produciendo una reacción alérgica en la piel y en teoría distraen al sistema inmunológico de su acción antipilosa. También se emplean los corticoides orales en casos graves.

Otros procesos no específicos
Existen otras enfermedades del pelo que sin ser específicas de la barba pueden afectar a esta región de modo importante. El acné queloideo, por ejemplo, es una enfermedad parecida a la pseudofoliculitis de la barba pero en la que las lesiones acaban siendo queloides (cicatrices gruesas o hipertróficas); se suele dar más bien en zonas de límite de piel con pelo y sin pelo, como la de la nuca.

La piel de la barba puede afectarse también por otras enfermedades como la mucinosis folicular. En esta enfermedad aparecen placas inflamatorias con pérdida de pelo por degeneración mucinosa (con acúmulo de sustancia mucinosa) en los folículos pilosos.

Otro proceso que puede darse en la piel de la barba es la dermatitis de contacto, enfermedad en la que se produce una reacción alérgica de rechazo a una sustancia que entra en contacto con ella, produciéndose lesiones inflamatorias rojizas fisuradas descamativas y con exudado (con secreción húmeda); esto puede sobrevenir en algunos hombres a raíz del uso de determinadas lociones o cremas para el afeitado que contienen lanolina o ciertas fragancias sintéticas.

Por último, el acné, la dermatitis seborreica, el herpes simple o el liquen plano folicular son otros de los posibles trastornos cutáneos que pueden afectar de modo importante a la zona de la barba por ser el rostro una de las zonas de afectación frecuente por estos procesos; el tratamiento no difiere especialmente del recomendado para este tipo de enfermedades cuando se producen en otras áreas de la piel.


Consejos para el adecuado cuidado de la piel de la barba

La piel de la barba es gruesa y resistente pero está sometida de modo continuo a factores agresores que pueden provocan su irritación y deterioro. He aquí unos prácticos consejos para el afeitado y cuidado adecuado de esta zona de la piel del hombre:

Es importante elegir bien el medio de afeitado. Hay hombres que toleran mejor el rasurado con maquinilla eléctrica y otros que prefieren la cuchilla de afeitar. La idoneidad de uno u otro procedimiento depende de factores como el tipo de piel, la frecuencia de afeitado, etc. En cualquier caso, si se usan cuchillas de afeitar deben ser nuevas y estar limpias y bien afiladas, pues con ello se disminuye el traumatismo por raspado, aunque el riesgo de corte de la piel pueda ser mayor.

No buscar un apurado máximo si ello conlleva ser más agresivos sobre la piel, e intentar no pasar la maquinilla en sentido contrario al del nacimiento del pelo.

Utilizar una loción o crema hidratante previo al afeitado para ablandar adecuadamente el pelo de la barba. La loción antes del afeitado retira el sudor, hidrata el pelo y suaviza la piel haciendo más fluido el paso de la cuchilla. Sin embargo, ésta no es imprescindible si se moja la cara con agua caliente y se mantiene la espuma de afeitar un mínimo de 2-3 minutos. Cuanto más dura es la barba más necesaria es la espuma para ablandar bien los pelos. En caso de utilizar maquinilla eléctrica lo recomendable es que la piel esté seca.

Observar una adecuada higiene diaria de la piel y no ser remisos a la hora de usar determinados productos como cremas hidratantes, que pueden mejorarla sensiblemente.

Es importante seguir estos mínimos consejos relacionados con el cuidado de la piel y en especial con el afeitado, pues como hemos visto determinados procesos como la foliculitis o la pseudofoliculitis derivan de una mala prevención y una técnica de afeitado poco adecuada.

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